
Jesús ha hecho llegar el alimento a una multitud en el "desierto". Este hecho despertó expectativas mesiánicas. Seguramente por eso Jesús "obliga" a sus discípulos a alejarse, no fuera a ocurrir que se entusiasmaran ellos también con un mesianismo contrario a lo que El quería realizar. Temía que ellos también lo confundieran como un Mesías que viniera a derrocar a las potencias opresoras y a solucionar los problemas económicos de la gente.
Está claro que "la barca" con los discípulos a bordo, es una imagen de la Iglesia que avanza con dificultades a causa de elementos amenazantes. La barca como símbolo de la Iglesia naciente se encuentra reflejada en pinturas muy antiguas, realizadas por los primeros cristianos.
Mateo nos dice que Jesús asciende a la montaña (simbólicamente lugar privilegiado de encuentro con Dios), para quedarse a solas, en compañía de su Padre, en larga y profunda oración.
Los evangelios nos muestran a Jesús rezando en repetidas oportunidades, sobre todo en los momentos decisivos de su vida.
Mientras Jesús oraba en la montaña, los discípulos se habían alejado de la costa, "solos", sin la presencia física del Maestro. En estas circunstancias fueron sorprendidos por un gran oleaje provocado por el fuerte viento que se había levantado. Estas tempestades son bastante frecuentes en el mar de Galilea.
El mar está situado en una hondonada, a 208 metros bajo el nivel del mar. En torno a él se encuentra un semicírculo de montañas, abiertas por estrechos desfiladeros y gargantas por los que las ráfagas del viento se introducen violentamente de norte a sur. El mar en pocos minutos puede convertirse de aguas tranquilas en un mar sumamente peligroso, aún para aquellos que lo conocen.
A la "madrugada", Jesús se aproxima a sus discípulos caminando sobre el agua. (Madrugada: lit. a la cuarta vigilia; según el sistema romano, la noche se dividía en cuatro períodos o vigilias de tres horas cada uno).
La madrugada aparece en los Salmos, como el momento de la presencia misericordiosa de Dios. (Sal. 5,4)
En el Antiguo Testamento, se describe la soberanía de Dios haciendo ver el dominio que tiene sobre las olas del mar. Job, por ejemplo, dice que Dios "camina sobre las crestas del mar" (Jb. 9,8). La marcha de Jesús sobre las aguas, lo coloca en el mismo nivel en que era puesto Dios en el Antiguo Testamento, hablando por sí mismo de su divinidad.
Además, el mar en el contexto de la cultura hebrea, era el símbolo del poder que se oponía a Dios. El hecho de que Jesús camine sin hundirse en el mar, revela su victoria sobre las fuerzas del mal (demonios). En el libro del Apocalipsis encontramos que en la Jerusalén celestial, "el mar ya no existe más" – Ap 2l,l.
Estando todavía oscuro los discípulos piensan que Jesús era una aparición y gritan de miedo. (Cf. Sal 107,28-30). Este error lo podemos considerar comprensible porque "nadie" puede caminar sobre el mar sin hundirse, ni en aquel momento, ni hoy.
Jesús pronuncia palabras que serenan y reconfortan: "tranquilícense, no teman". Su afirmación: "Soy yo", recuerda la manera cómo Dios se había manifestado a Moisés en el monte Sinaí: "Yo soy el que soy" (Ex 3,l4). Algunos autores consideran que el "Yo Soy, no teman", recuerda las garantías que Dios dio a un pueblo de poca fe reflejadas en el libro de Isaías: "No temas, porque Yo estoy contigo, no te inquietes, pues Yo soy tu Dios" (Is 4l,l0.13)
Cuando Pedro reconoce a Jesús, pide que le ordene caminar sobre el agua. Lo dice con cierto tono de incredulidad: "Si eres tu.". Pero además, lo llama "Señor", uno de los títulos mesiánicos atribuidos a Jesús, reconociendo su poder y su realeza sobre todo el universo. Jesús le responde con una simple palabra: "ven".
Pedro, viendo la fuerza del viento que levantaba grandes oleajes, seguramente toma conciencia de que se ha lanzado a lo imposible y por un instante flaquea su fe, entonces lo domina el "miedo". Su breve y urgente oración: "Señor, sálvame" es todo un símbolo de su debilidad. Más adelante el Evangelio nos ira descubriendo el cambio que se va a producir en el Apóstol.
Jesús le ayudó, le tendió la mano y le dijo con tono de reproche: "Hombre de poca fe, ¿porque dudaste?". La fe es un "don", una gracia de Dios (simbolizado en el llamado de Jesús: "ven"). Pero la fe es también una virtud, es decir que necesita de la colaboración del hombre.
Después de un día por demás agitado, cuando Jesús sube a la barca, automáticamente llegó la calma y apareció la paz.
En la última escena el desconcierto inicial de los discípulos se convierte en una confesión de fe: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".
Estas palabras pronunciadas por los discípulos son las mismas que pronunciará Pedro en nombre de los Doce (Mt. 16,16) y el centurión pagano al pie de la cruz (Mt.24,57). Esta confesión de fe refleja, la convicción de la comunidad de Mateo, que reconocía a Jesús como Hijo de Dios frente a los judíos que dudaban de dicha divinidad. No es casualidad que éste sea unos de los títulos preferidos por Mateo para referirse a Jesús.
Este acontecimiento constituye una verdadera revelación de Dios (epifanía): Jesús caminando sobre el mar del mundo, representa la imagen de Dios presente en la historia de la humanidad.
El relato de la tempestad calmada contiene, una enseñanza dirigida a la comunidad cristiana, para que afronte con valentía, como Pedro, el riesgo del encuentro con Jesús; y para que, sintiendo siempre su presencia, no vacile ni tenga miedo ante las dificultades que la acosan.
Aportes para la Meditación:
Jesús se retiró a la montaña a orar en soledad. ¿Tenemos nosotros la misma disposición para comunicarnos con Dios en la oración, en soledad y silencio?
¿Cuáles son los miedos, preocupaciones, dudas que nos hacen flaquear en la fe? ¿Qué actitud debemos tomar para superarlos?
¿Hemos tenido alguna experiencia donde le hemos pedido “Sálvanos, Señor” y hemos sentido su mano salvadora?
¿En las situaciones de debilidad reconocemos la presencia de Jesús a nuestro lado?
Como Pedro, ¿tenemos la tentación de ponerlo a prueba de Dios?
Jesús se presentó en la barca ante sus discípulos. Cuando se haga presente en nuestras comunidades ¿Cuál será nuestra actitud?
Fuente: Obispado de Gualeguaychú